El brutal despliegue policial en Núñez de Balboa no ahoga la protesta: «¡Libertad! ¡Sánchez dimisión!»
Quinto día de protestas multitudinarias en distintos puntos de Madrid. El epicentro de las caceroladas ha vuelto a estar en Núñez de Balboa, que ya se ha convertido en santo y seña de la indignación social contra la gestión del Gobierno de Pedro Sánchez. La novedad este jueves ha sido la amplia presencia policial en la zona, anunciada doce horas antes por el delegado del Gobierno en Madrid, José Manuel Franco.
Decenas de furgones de la Policía Nacional esperaban ya en las inmediaciones de Núñez de Balboa desde las siete de la tarde. A las 8 comenzaron a llegar las primeras unidades a la propia calle, a los 150 metros que separan las calles de Ayala y Don Ramón de la Cruz. Las que concentran el grueso de las protestas y van camino de convertirse en una ‘pequeña Maidán’ en el centro de Madrid.
Pasadas las 8:30 de la tarde comenzaron a escucharse el repicar de las cacerolas. Los manifestantes, menos estáticos que otros días, circulaban la calle arriba y abajo gritando «¡No queremos dictaduras, Gobierno dimisión». También hubo menciones a la amplia presencia policial: «¡La Policía no tiene la culpa de nada, sólo hacen lo que les mandan!» decía un indignado vecino. «¡Que viva la Policía Nacional!», gritaba otro, a lo que un tercero respondía «sí, pero ¡que vayan a La Moncloa! ¡Allí están los delincuentes!».
Conforme se acercaban las nueve de la noche, hora oficial de la convocatoria, el ruido en la calle se hizo ensordecedor. Un helicóptero policial sobrevoló la zona, mientras un hombre, uno de los ‘veteranos’ de esta protesta, paseaba por la calle con un megáfono advirtiendo: «¡Joder! 2 metros de distancia… ¡Luego nos ponen a parir los rojos!».
Cada ciertos minutos, furgones de la UIP han circulado por este tramo de Núñez de Balboa anunciando por su potente megafonía que las aglomeraciones «estaban prohibidas» y que había que respetar las distancias de seguridad.
El enorme despliegue policial ha provocado un descenso del número de participantes respecto al miércoles, cuando más de un millar de personas se congregó en esta zona. Este jueves se cumplen ya cinco días consecutivos de indignación en forma de cacerolada contra la gestión del Gobierno de Pedro Sánchez.
La de hoy ha sido algo diferente, pues estaba marcada por la advertencia lanzada desde el Gobierno, a través de su Delegación en Madrid, de que la Policía Nacional haría acto de presencia para disolver cualquier tipo de concentración o protesta.
«Una cosa son las caceroladas que todo el mundo tiene derecho a manifestarse como quiera, pero otra cosa es incumplir las medidas del estado de alarma. Nosotros, a través de la Policía, tratamos de que se cumpla la Ley para mantener la distancia y que no se produzcan aglomeraciones», aseguró el delegado José Manuel Franco en una entrevista en la Cadena Ser.
13 sanciones
Esta protesta colectiva, según los vecinos, surgió después de que el domingo un grupo de jóvenes se concentrara frente a una vivienda que tenía la música a todo volumen, un incidente que derivó en que el lunes 13 personas fueran identificadas y sancionadas por incumplir el real decreto de estado de alarma.
Tras una alerta de algunos vecinos molestos con las protestas, la Policía se personó ayer en la calle Núñez de Balboa sobre las 21.00 horas, donde unas «100 personas» protestaban contra el Gobierno al grito de libertad.
«La Policía, sin afán represivo, indicó que no se estaba guardando las medidas y que no se estaba cumpliendo la Ley, y 13 personas fueron identificadas para propuesta de sanción», ha señalado Franco precisando que se identificó a aquellos que se negaban a cumplir las indicaciones de la Policía.